Así reza un viejo dicho de los corredores de bolsa y quiere decir que, en una circunstancia crítica, es mejor no tomar decisiones sobre la marcha.
Después de que las pérdidas en las bolsas asiáticas habían sido menores de lo que se temía ante la degradación de la deuda norteamericana por Standard & Poor’s, la reacción de Wall Street resultó fatal: Al borde del cierre de la Bolsa de New York, el índice S&P 500 perdió 6.66% durante la jornada; el índice tecnológico Nasdaq Composite retrocedió 6.90% y el promedio industrial Dow Jones bajó 5.55%. Peor todavía, éste último cayó por debajo de la barrera psicológica de las 11,000 unidades.
Un total de casi 12 millones de acciones se negociaron hoy, muy por encima del promedio diario que está por 8.5 millones. De ese total, las acciones que caían superaban a las que subían en una razón de 64 a 1.
Obama habló y la bolsa empeoró. Londres y Frankfurt cayeron más de 4% y París un poco menos. Europa es un incendio.
No hay nada que agregar, es hora de abrir los paraguas… y de dejar de repetir las mismas tonterías que venimos iterando desde los 80.
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